Se esperaba un Cabildo Abierto con tonos de hoguera y una reprobación casi unánime. Pero River se movió bien en su parte comunicacional y, lo que iba a ser una olla a presión como el Monumental ante Sarmiento, se desactivó. De los reproches se pasó sin escala al aplauso y emoción. El pedido por Gallardo iba a resonar en todo Núñez, pero apenas se escucho al final del partido. Demichelis, el sábado a la tarde, ya estaba afuera.
Después del papelón en Mendoza con Godoy Cruz, todo se aceleró. Se notó un equipo sin respuestas para con el entrenador, y a pesar de sus ganas y convicciones de querer revertir la situación, antes del domingo River dijo que, de común acuerdo, las partes se separaban. Sarmiento sería el último partido del entrenador y ahora Gallardo resulta el único y más importante plan de la dirigencia.
El partido pasó a segundo plano, a pocos le importaba lo que pasase con Sarmiento, que se la puso difícil a River y recién a los 42 minutos del segundo tiempo, lo destrabó con un golazo de tiro libre de Mastantuono. Antes, lo tuvieron Borja en varias ocaciones, el mismo Mastantuono y hasta Lanzini y Solari. La pelota no entraba, el arquero era figura y River despedía a Demichelis con empate. Hasta que el pibe de 16 años frotó la botín y la colgó de un ángulo.
Se despidió Demichelis entre lágrimas y un discurso a los periodistas. Llegará Gallardo para seguir haciendo historia.