River no convierte lo que genera, poco o mucho, pero los arqueros son siempre figura o los palos evitan que el equipo tome confianza. Está claro que la mayoría de los partidos River no juega bien, pero los rivales tampoco, y sobre todo en el Monumental, buscan no perder, y si se pueden llevar algo más, sería su gloria.
En el primer tiempo mucho no pasó, River no encontraba los caminos y Talleres casi que no pasaba la mitad de la cancha. Llegando al final de esa primera parte, Driussi habilitó a Colidio que se fue mano a mano con Herrera, pero su definición fue tapada por el arquero.
Y el segundo tiempo arrancó de la peor manera, porque a los 5 minutos Depetris arrancó una carrera bárbara en la mitad de la cancha, escapó de Paulo Díaz y cuando enfrentó a Armani la tocó por abajo. Ahora quedaba remontar contra un equipo que se estaba llevando el premio mayor.
Ya con Borja en cancha, River seguía dependiendo de Mastantuono. Por eso fue él quien tuvo dos claras: la primera con un doble enganche pero su zurdazo fue tapado por Herrera, y la segunda escapó a su marca y sacó un potente derechazo que pegó en el travesaño.
El tiempo se terminaba y River otra vez dejaba una pobre imagen. Hasta que Nacho Fernández habilitó a Montiel y éste sacó un centró para el cabezazo al empate de Borja: 1 a 1. Y hasta lo pudo ganar River, luego de un centro de Mastantuono que se desvío en un defensor y Borja la agarró mordida.
Fue 1 a 1, otra vez sin jugar bien y con la preocupante falta de gol que hace que el hinche se desilusione cada vez más.


