Lo único distinto de la noche, en el debut de local por la Copa Libertadores, iba a ser que el Monumental estaría vacío. Por la sanción de Conmebol luego del recibimiento histórico de la semifinal de Copa del año pasado, River hacía su estreno de local ante Barcelona de Ecuador, sin gente.
Y eso fue lo único distinto al River habitual. Chocó contra su falta de gol y contra el arquero visitante. La historia pudo haber sido distinta, porque la noche casi que arrancó con el penal que falló Driussi. Y luego el arquero se agrandó y fue la figura. Eso no quiere decir que River jugó bien, pero mereció ganar.
Barcelona no mostró nada y con el paso del tiempo tomaba al empate como un triunfo. Y River otra vez no supo desentrañar a los rivales que vienen con esa premisa, no perder.
Hubo situaciones, pero River no las capitalizó y todo terminó en un pobre empate 0 a 0.


